Fútbol Argentino

La infancia de Valentín Barco en Boca, historia de superación y perseverancia

El chico de 18 años la luchó mucho y viajó más de 400 km para jugar en Boca

Por Roberto Tapia

El chico de 18 años la luchó mucho y viajó más de 400 km para jugar en Boca

Valentín Barco es una de las grandes promesas de Boca Juniors y probablemente de la Selección Argentina. El chico de 18 años viene de jugar un partidazo contra Deportivo Pereira en la Copa Libertadores y parece ganarse la confianza de Jorge Almirón. Sin embargo, para llegar a semejante actualidad antes tuvo que vivir una difícil infancia y ser muy perseverante.

Sin remontarse a épocas más alejadas, primero tuvo que decidir quedarse en el Xeneize pese a que había jugado sólo tres partidos en Primera y que no pisaba la cancha desde el 2021. El Colo aguantó y en la primera oportunidad que tuvo (lesión de Frank Fabra y molestia de Agustín Sández) la rompió toda y se ganó el puesto.

Sin embargo, todo comenzó mucho antes. El lateral izquierdo es oriundo de 25 de mayo y debía recorrer 420 kilómetros ida y vuelta a La Candela junto a sus padres. Para colmo, iban en un Renault 12 (auto muy querido por su familia). "Ha ido hasta con fiebre a entrenar, vomitando dentro de una bolsa... Fue mucho sacrificio”, contó hace algún tiempo su mamá Patricia.

Tan grande era el esfuerzo que hacía la familia que uno de los partidos de Infantiles, cuando a los chicos les daban un sándwich y un jugo, Barco decidió pedir una vianda extra para su mamá. Patricia muchas veces no comía debido al sacrificio que hacía para llevar a su nene a entrenar.

Barco llegó a vivir en el club y ganarse un puesto en Primera

Finalmente la vida fue justa con el chico. Cuando Barco pasó a Inferiores pudo entrar a la pensión del club en Casa Amarilla y su mamá ya no tuvo que hacer tantos kilómetros con él. Tras arrancar como volante ofensivo, Luis Rogelio Lúquez lo puso lateral izquierdo y se convirtió en lo que es hoy: La promesa de Boca y el fútbol argentino.

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