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Lo vacunó dos veces en una ráfaga, la razón de la humillación de Gabigol a River

El delantero brasileño fue la pesadilla en vida del Millonario en la final de la Copa Libertadores 2019.

Por Roberto Tapia

El delantero brasileño fue la pesadilla en vida del Millonario en la final de la Copa Libertadores 2019.
El delantero brasileño fue la pesadilla en vida del Millonario en la final de la Copa Libertadores 2019.
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Luego de 38 años de agonía, Flamengo levantó la Copa Libertadores por segunda vez en su historia en 2019 tras dar vuelta en dos minutos la final ante el poderoso y defensor del título River Plate en Lima, Perú. Tras un partido complicado en el que fue superado en largos tramos del mismo, el delantero Gabriel Barbosa se puso la capa de héroe y, con un doblete, le dio el trofeo al combinado carioca.

Esos gritos sagrados lo catapultaron a la selección brasileña, pero no pudo llegar por poco al Mundial de Qatar 2022. Más allá de eso, quedó en la historia grande del Mengao y no se lo olvidará nunca. De hecho, en 2022 también metió uno en la conquista, su segunda a nivel personal, frente a Athletico Paranaense jugada en la cancha de Barcelona de Guayaquil. Es decir, que lleva tres goles en finales del certamen más importante del continente sudamericano.


En una entrevista con el canal de YouTube de PodPah, el atacante del Rubro Negro brindó detalles de lo que le ocurrió aquel día y lo que le dijo su entrenador de turno: “En la final de la Libertadores 2019, me pegaron en el tobillo. Llegué al vestuario en el entretiempo y le dije a Jorge Jesús: 'Me duele mucho'. Y él respondió: 'Jodete, andá a la cancha y morite ahí dentro'. Recé durante el partido, lo de aquel día fue obra de Dios”.

La parte final de la increíble anécdota de Gabigol

Al respecto y continuando su discurso, Gabigol concluyó: “Entonces recuerdo que estábamos perdiendo, y al final del partido comencé a orar, diciendo: ‘Señor, no es posible que vayamos a perder y tú no vayas a hacer nada’. Al poco tiempo marqué el gol. Entonces le dije a Dios: ‘Ahora entiendo’. Y poco después hice el segundo. Dos goles en tres minutos. ¿Cómo explicas esto? Estoy seguro de que fue Dios. Ese día, Dios puso su mano sobre mí y dijo: ‘Hoy es tu día’”.
 


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